Canción rota
Esta mañana se rompió el frasco donde guardaba mi canción favorita.
Pude escucharla una última vez mientras se escapaba entre los vidrios rotos. He pasado toda la tarde tarareando la canción para no olvidarla. Una y otra vez la canto en mi cabeza, intento mantener cada nota en su lugar, igual a la primera vez que la escuché. Tengo miedo de salir de mi habitación, temo que si escucho por accidente alguna otra melodía me haga olvidarla.
Quisiera poder preservar la canción de alguna manera. Quisiera que una mosca viniera y atrapara las notas que han quedado dispersas en el aire, para luego tocarlas con sus alas. Hasta que una araña se la comiera y luego tocara la canción con su telaraña hasta que se rompiera y la canción volara nuevamente. Quisiera que un ave se comiera la canción esparcida en el viento y viniera a cantarla todas las mañanas en mi ventana, hasta que se lo comiera un gato y el gato maullara la canción todas las noches en la acera frente a la casa. Y que luego el gato cantara la canción una última vez, susurrándola en mis oídos mientras me quedara dormido por última vez antes de abandonar la vida.
Me niego a pensar que la canción pudiera perderse para siempre, mantengo la ventana cerrada con la esperanza de que las notas aún estén por ahí, en el aire de mi habitación. Intentaría encender el ventilador para que tocara las notas, pero me temo que están desordenadas, y escucharlas así podría hacerme olvidar el orden correcto.
Ha empezado a anochecer y empiezo a olvidar pequeñas frases de la canción. Tengo miedo, creo que si me quedo dormido la olvidaré. Me aterra la idea de no volver a escucharla nunca. Desesperado comienzo a caminar en la habitación, agitando las notas. Por accidente puse el pie descalzo sobre uno de los vidrios rotos y me he cortado. Una de las notas había quedado atrapada debajo del vidrio y pude sentir como se metía entre el corte y se colaba en mi piel hasta llegar a mi sangre. Ahora cada vez que pasa por mi corazón puedo escuchar la nota.
Ahora que he encontrado un método para guardar las notas he tomado los vidrios de mi cuarto, algunos guardaban notas como el primero. Mi corazón empieza a tocar fragmentos de la canción con cada corte. Aquellas notas que revoloteaban en el aire se han pegado a mi piel al escuchar los acordes que suenan con cada latido. He cortado mi piel con los vidrios para permitirles entrar.
La canción está casi completa. Mi corazón interpreta las notas con un placer singular. Cada vez suena más lento, más pausada. Como si mi corazón quisiera darle espacio a cada nota y a cada acorde para que pudieran quedar grabados en él.
Realicé el último corte con una perfección implacable a pesar de la poca fuerza que quedaba en mis dedos. Escuché la canción completa otra vez, y después de eso volvió a empezar desde el principio, cada nota dura más que la anterior, cada vez la canción se vuelve más lenta. Escuchándola así no logro entender por qué me gustaba tanto, es un sonido deprimente. Si la canción sonara más rápido, tal vez volvería a gustarme, me gustaría escucharla otra vez, como la escuché la primera vez. Pero eso no volverá a pasar.