Historias del Tarot, El Mago

La carta de El Mago es una de las más representativas y reconocibles del Tarot. Esta carta tiene el número 1 de los arcanos mayores y, por lo tanto, se relaciona con la idea del inicio y la individualidad. Este número, en el Tarot, es también entendido como la representación del principio masculino. En la escuela pitagórica, además, se consideraba que este número era el de la inteligencia.

En este arcano vemos a un hombre joven con un brazo en alto y otro apuntando al piso. Está vestido con una toga blanca ceñida por un cinturón que representa una serpiente que se está mordiendo la cola. Sobre la toga lleva una túnica roja y en la frente una banda blanca. Sobre su cabeza flota el símbolo del infinito. Frente al joven hay una mesa en la que se encuentran 4 herramientas: el pentáculo, la espada, la copa y el basto.

La posición del joven sugiere la idea de “así en la tierra como en el cielo”. El mago sería capaz de realizar cambios en el mundo espiritual o intelectual y luego llevarlos al mundo físico. En la mano sostiene una vara, principal herramienta de la magia que se relaciona con Hermes. Sobre la cabeza se encuentra el símbolo del infinito (lemniscata), que representa la idea de la inmensidad y la totalidad, lo que refuerza la idea que ya nos presenta el 1.

La banda sobre la cabeza sugiere la idea de que este joven es un iniciado. Todavía no es experto en el uso de sus artes, pero tiene todo lo que necesita para poder dominarlas. El cinturón se relaciona con el ouroboro, la serpiente que se devora a sí misma. Símbolo de los ciclos y la eternidad. En la alquimia ese símbolo representa también la idea de la unión entre el consciente y el inconsciente. Esto nos refuerza la idea de que el mago crea en el mundo intelectual para luego provocar cambios en el mundo físico.

En la mesa frente a él vemos las herramientas del mago que son, además, los palos de la baraja del tarot. Estas herramientas se relacionan con lo que algunos llaman los pilares de la magia (saber, querer, osar y callar) y además representan los cuatro elementos. El pentáculo representa la tierra y el plano físico, la idea de materializar. La espada representa el aire y el intelecto, la capacidad de acción. La copa representa el agua y las emociones, pero también se refiere a la imaginación. El basto representa el fuego y la atención y, por tanto, se relaciona con la voluntad del mago (el basto se puede entender como una extensión del dedo índice y la idea de señalar lo que se quiere conseguir).

En la astrología a este arcano se le relaciona con Mercurio, conocido entre los antiguos griegos como Hermes. Este personaje es entendido en el tarot como el portador del bastón (el caduceo) y el creador del fuego (que después es robado por Prometeo). Por esa razón el hecho de que el mago sostenga la vara es una representación de este personaje. Si entendemos a Hermes como el mensajero de los dioses, idea con la que se ha popularizado en la actualidad, nos refuerza también la idea del traslado de energías entre lo divino y lo físico, que es la idea detrás de este arcano.

Hijo de Zeus, nieto de Atlas y mensajero de los dioses… Existen muchos mitos en los que Hermes hace aparición, posiblemente sea el dios que aparece con más frecuencia. Se le relaciona con el comercio y los ladrones, además de ser un guía de las almas de los muertos. Sin embargo, ninguna de esas historias nos sirve directamente como relación con el tarot. Su relación radica, más bien, en lo que representa el personaje (un puente entre lo divino y lo terrenal). Pero sí es importante tomar en cuenta que Hermes fue, por un tiempo, el maestro de Dionisio (por lo que se relaciona con la carta de El loco) y que tiene un hijo llamado Hermafrodito (que se relaciona con el último arcano: El mundo).

En la actualidad Hermes es entendido como un simple mensajero de los dioses y reconocido por sus sandalias aladas. Sin embargo, es importante entender esas sandalias como símbolo de la elevación y, por tanto, como representación de nuestra capacidad para mejorar. También es importante tomar en cuenta que este dios era conocido entre los antiguos egipcios bajo el nombre de Thot, portador del báculo del fénix (el caduceo de Hermes) y dios de la sabiduría, la escritura y la invención, quien había incubado la creación con su voz. Por esta razón esta carta también se relaciona con el interior de la boca y el poder de las palabras (nuestras palabras son hechizos y debemos cuidar lo que decimos).

En su relación con la psique este arcano representa un estado de armonía en el que no nos afectan las influencias externas. Un estado en el que somos capaces de dejarnos llevar por nuestra intuición y no dejamos espacio para las dudas y los miedos.

Por último, en el sentido adivinatorio esta carta anula los efectos negativos que pudieran sugerir las cartas a su alrededor y se relaciona con la capacidad de poner nuestra voluntad en acción, por lo que es siempre un buen presagio en relación con los proyectos personales. También nos indica un acercamiento a nuestro interior (posiblemente a través de los sueños o prácticas espirituales). Cuando sale de cabeza nos advierte sobre inseguridades, falta de imaginación, un mal uso o enfoque de nuestras habilidades o una voluntad que carece de fuerza.

Esta carta nos invita a compartir nuestras habilidades con el mundo y a preguntarnos cómo estamos aplicando nuestros talentos y en qué partes de nuestra vida los estamos aprovechando. También nos recuerda que no debemos buscar nuestros objetivos con prisa, que debemos trabajar y ser pacientes sin perder el enfoque. Debido a esto, esta carta tiene un valor muy importante para mí en este momento de mi vida, por lo que he decidido utilizarla como estandarte de mi profesión y un recordatorio constante de que no debo rendirme en este proceso por convertirme en escritor de tiempo completo.

Los espero en la siguiente entrada.

Historias del Tarot, El Loco

La carta de El Loco, en inglés recibe el nombre de Fool, palabra que viene del latín follis, que significa fuelle. El término pasó a tener el significado de tonto por la idea de ser alguien que tiene la “cabeza hueca”. En el Tarot, esta carta se relaciona más con el significado de fuelle (de ahí la relación que tiene con el elemento aire) que con el de una persona loca en el sentido de alguien que no puede pensar claramente. Este arcano puede considerarse como un prólogo, un falso inicio o, incluso, puede moverse de posición y colocarse al final.

Esta carta es la 0 en la numeración de los arcanos mayores, número que se relaciona con la idea del vacío. Pensando en esto podríamos considerar que esta carta representa el mismo principio que el fuelle, un vacío que se puede llenar y lanzar aire con la fuerza suficiente para iniciar algo. Nos habla del potencial para lograr algo. Además, no es casualidad que la palabra follar tenga la misma raíz latina (sí, al parecer en algún punto de la historia alguien estaba trabajando con un fuelle y eso le hizo pensar en otra cosa), pues esta carta también se relaciona con los primeros impulsos sexuales y, por lo tanto, con la energía de la primavera y los comienzos.

“Niñez transformada en adolescencia” es la idea que define a esta primera carta. Se trata de un joven (aparentemente) inexperto que decide emprender un viaje hacia lo desconocido cargando solamente una bolsa misteriosa atada a un palo que lleva al hombro. Camina distraído con un perro a su lado que parece intentar llamar su atención, pues él no parece darse cuenta de que se dirige a un barranco. Y por supuesto, los precipicios de la vida no siempre nos resultan obvios a pesar de que otros a nuestro alrededor nos los señalen. Pareciera que El Loco se dirige a un gran peligro sin saberlo, pero la imagen, en lugar de comunicar alarma, nos brinda cierta tranquilidad en la que podemos suponer que el peligro es solamente aparente.

A este arcano se le relaciona con el mito de Dionisio. Aunque existen muchas versiones de esa historia, para el Tarot se toma en cuenta una versión que nos puede ayudar a entender las diferentes interpretaciones que puede tener esta carta y su relación con los otros arcanos. En esta versión Dionisio es hijo de Zeus (que representa al cielo) y Deméter (que representa a la tierra). En esta versión del mito Hera, la esposa de Zeus, se ofende ante la infidelidad de su marido (una de tantas) y, en su enojo, ordena a los titanes que descuarticen al bebé y lo cocinen en un caldero. Pero, el corazón del bebé sigue latiendo y Zeus, con ayuda de Atenea, logra rescatarlo.

Después usan el corazón para preparar una poción y se la entregan a Sémele, quien queda embarazada (porque así funcionaban los embarazos en el mundo antiguo). Hera, descubriendo lo que ha sucedido, se disfraza de una de las sirvientas de Sémele y la engaña para que invoque a Zeus en todo su esplendor, lo que provoca la muerte de ésta. El bebé aún no estaba listo para nacer, así que Zeus se abre una herida en el muslo y lo guarda ahí hasta que termina la gestación (hay que imaginar el tamaño de los muslos de Zeus). Por esta razón Dionisio es conocido como el “nacido dos veces”. En otras versiones es hijo directamente de Sémele, quien era una princesa tebana y su condición como semidiós le genera mucha popularidad entre los antiguos griegos.

Tras su segundo nacimiento Dionisio es entregado a Hermes como aprendiz y Zeus decide que tiene el potencial de sustituirlo algún día y lo deja entre los mortales con la consigna de que tiene que iniciar las bases de su culto antes de tomar su lugar entre los dioses olímpicos. En sus andanzas Dionisio descubre la forma de hacer vino y su culto se convierte en bailes y borracheras que normalmente acababan en orgías. Obviamente esto provocó que sus seguidores crecieran con mucha rapidez y que en muchas regiones trataran, sin éxito, de prohibir su culto. Al final Dionisio se gana su lugar entre los dioses y es el último dios en unirse al grupo de los olímpicos.

En la actualidad se suele ver a Dionisio simplemente como el dios del vino, posiblemente porque los romanos lo diluyeron hasta convertirlo en eso cuando lo renombraron como Baco. Sin embargo, para los griegos Dionisio tenía una importancia mucho mayor. Era la personificación de la capacidad de liberarse a sí mismo al ir en contra de los tabús y las prohibiciones, de la plenitud de la vida y del placer que provoca expresar los impulsos más profundos (nuestro lado animal). Además, los ritos que se hacían en su nombre dieron origen al teatro, que para los griegos era la mezcla de todas las formas de arte, por lo que también se le veía como el protector de las artes.

Esta historia proporciona muchas de las bases que necesitamos para entender este arcano. En cuanto a los símbolos que encontramos en la carta de El Loco, vemos que el personaje está vestido de verde, representando la energía de la primavera. Está acompañado de un perrito que representa la energía animal, pero no desde una perspectiva bestial y salvaje sino curiosa y juguetona. En una mano sostiene una rosa blanca que representa la inocencia y en la otra un palo con una bolsa en la que se cree que guarda el instinto y el potencial de la intuición (representada por el águila que decora la bolsa). El sol detrás de él nos anuncia que el humano es capaz de trascender sus impulsos animales.

En su relación con la psique este arcano simboliza los elementos necesarios para disolver la personalidad que adquirimos en nuestro intento por ser aceptados por los otros, las máscaras que usamos en la sociedad para evitar el rechazo. Desde la infancia nuestros padres comienzan a moldearnos, nos hacen conocer lo que es aceptable en la sociedad en la que nacemos y rechazar los impulsos de aquello que podría causar que nos vean mal. Esta carta nos invita a reconocer esas máscaras y retomar la propia identidad.

Finalmente, en el sentido adivinatorio este arcano se relaciona con el inicio de proyectos o de un proceso de renovación de nuestra vida. Por otro lado, también nos advierte (cuando sale de cabeza) sobre controlar los nervios y dominar los miedos que tenemos ante estos proyectos o sobre dejarnos llevar por la situación sin reflexionar qué es lo que realmente queremos.

Esta carta nos invita a dejar atrás nuestro pasado, abandonar aquello que hemos sido y con lo que no nos sentimos satisfechos y avanzar hacia nuestro potencial, por lo que nos lleva a reflexionar sobre nuestros miedos y a cuestionarnos si les estamos permitiendo frenarnos.

Espero verlos en la siguiente entrada, en donde les contaré sobre el siguiente arcano: El Mago.

Historias del Tarot, Los Arcanos

Era solamente un niño cuando me encontré con la Guía completa para el Tarot, de Eden Gray, publicada en 1976 por Editorial Diana. El libro había pertenecido a mi abuelo, quien lo había conseguido como parte de su interés por la numerología y sus temas relacionados. Él había estudiado ingeniería mecánica, pero el destino decidió que debía dedicarse a la ingeniería civil y los números se convirtieron en una parte importante de su vida. Después el libro pasó a manos de mi papá, quien estudió ingeniería bioquímica, pero su camino lo llevó a convertirse en profesor de matemáticas, profesión que ejerció hasta hace unos años cuando se jubiló. Hasta ese momento parecía que los números perseguían a nuestro linaje.

Tal vez logré alejarme de ese destino y tomar el sendero de las letras, pero el Tarot no me dejó escapar y decidió entrar a mi vida desde aquella temprana edad.  Aunque en el momento en el que encontré el libro no sabía sobre la existencia de esas cartas y no imaginaba que algún día iba a terminar relacionándome con ellas. Recuerdo que el libro me provocó curiosidad por el dibujo de la portada, que me resultó enigmático. Después comencé a hojearlo y me encontré con las descripciones y explicaciones de cada carta. Las imágenes de las cartas fueron las que más llamaron mi atención en aquel tiempo.

Sin embargo, esa curiosidad fue solo el comienzo. En los siguientes años desarrollé cierta obsesión (sana y académica) con todo lo relacionado al ocultismo y esoterismo. Temas que se convirtieron en parte de mi inspiración literaria. Ese interés me llevó además a certificarme como tarotista y a estudiar una especialidad en Parapsicología en el Instituto Mexicano de Parapsicología. No imaginaba que el hallazgo de aquel libro en mi infancia iba a ser tan importante. Y a pesar de que en ese tiempo no pude conseguir una baraja de Tarot, cuando por fin lo logré no me detuve ahí y con el tiempo he coleccionado las barajas que me han parecido más interesantes y que ya les iré compartiendo en mi Instagram, en donde pueden encontrarme como @coelseville (también podrán ver mis posts en Facebook, si lo prefieren).

Si bien el Tarot se ha popularizado como un sistema adivinatorio, no es la manera en la que yo lo veo. Para mí está más bien relacionado con las historias de la humanidad. Desde las primeras historias de las que se tienen registros, como la epopeya de Gilgamesh, hasta las películas que vemos en el cine en estos días. Y, por supuesto, la historia de nuestras propias vidas. Es por eso por lo que he decidido titular “Historias del Tarot” a esta sección de mis elucubraciones.

El tarot se ha popularizado mucho en los últimos años. No es raro verlo en películas y series de televisión y tampoco es extraño que se le mencione en libros, especialmente si se trata de historias de terror. Sin embargo, para aquellas personas que no estén completamente familiarizadas con él, creo que es importante explicar algunas cosas básicas.

El tarot consta de 78 cartas, las cuales son conocidas como arcanos. 56 de esas cartas son los arcanos menores y son similares a las cartas de la baraja española o a los naipes de juego. Esos arcanos menores están divididos en 4 categorías, que en tarot se nombran bastos, copas, espadas y pentáculos y van desde el 1, que es un as, hasta el 10, y luego vienen el paje, el caballero, la reina y el rey (el orden es dado por categorías medievales del patriarcado dominante porque el tarot es una cosa muy vieja, pero, a pesar de lo machista que pueda parecer, en realidad el tarot pone a lo femenino y lo masculino en igual importancia como parte de un balance universal).

Las 22 cartas restantes son conocidas como arcanos mayores. De esas las más populares en las películas de terror suelen ser el diablo y la muerte, con las que la adivina en turno suele asustar al protagonista y advertirle sobre un peligro inminente. Eso es algo que no te ocurrirá en la vida real si decides acudir a una lectura de cartas, primero porque el protagonista suele salir corriendo sin pagar y segundo porque esas cartas no están directamente relacionadas con peligros inminentes. De todas formas, muchas de las personas que se dedican a leer las cartas suelen cobrar antes de la lectura, no sea que el cliente decida salir corriendo cuando le salga alguna de esas cartas.

Es precisamente de los arcanos mayores de los que les iré contando en las entradas posteriores. Les hablaré de los mitos, leyendas e historias que están relacionados con ellas y un poco de los símbolos que contienen, su relación con la psique humana y el significado adivinatorio que algunos les atribuyen. En la próxima entrada: la carta de El Loco.